04 abril 2013

Aurora Boreal



El final del invierno es el mejor momento para ver la aurora boreal en Noruega. Esta fotografía está tomada por el astrónomo Babak Tafreshi el 20 de marzo, día del comienzo de la primavera en el hemisferio norte. Al fondo se observa un fiordo en el mar de Noruega cerca de Tromso.

La aurora del hemisferio norte fue nombrada aurora boreal (luces del norte) por el científico francés Pierre Gassendi en 1621, quien fue el primero en estudiarla. La aurora del sur fue nombrada aurora austral (luces del sur) por el capitán James Cook en 1773, cuando la observó por primera vez en el Océano Índico.

LEYENDAS
Son numerosas las leyendas que explican el fenómeno de la Aurora Boreal. En finés se llaman "revontulet", que significa "fuegos del zorro". El nombre se deriva de una antigua leyenda que decía que los rabos de los zorros del ártico se golpeaban contra la nieve y las chispas que salían se reflejaban en el cielo. Según una leyenda esquimal, la aurora boreal era un sendero estrecho, sinusoso y peligroso que conducía al cielo y su luz se debía a la llegada de los nuevos espíritus.


FENÓMENO
El sol desprende partículas cargadas de mucha energía, iones, principalmente protones, y electrones, los cuales viajan por el espacio a velocidades entre 320 y 704 km/s, es decir, necesitan tan solo entre 130 y 60 h en llegar a la Tierra. Al conjunto de partículas que vienen del Sol se les conoce como viento solar.
Cuando este viento solar interactúa con el campo magnético terrestre, que está originado por el movimiento del núcleo terrestre y animado por la rotación de nuestro planeta, algunas de las partículas quedan atrapadas y siguen el curso de las líneas de fuerza magnética en dirección a la ionosfera.

Ionosfera es la parte de la atmósfera terrestre que se extiende hasta unos 60 o 100 km desde la superficie de la tierra. Cuando las mencionadas partículas chocan con los gases en la ionosfera, empiezan a brillar, produciendo el espectáculo que conocemos como aurora boreal y austral. La variedad de colores, rojo, verde, azul y violeta que aparecen en el cielo se deben a los diferentes gases que componen la ionosfera.
La Aurora Boreal cambia continuamente debido a la variación de la interacción entre las ráfagas de viento solar y el campo magnético de la tierra. 

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